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03/10/2023
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“EL VIRUS SÍ ES CHINO” (primera parte)

                                                   INTRODUCCIÓN

Una primicia informativa le ha dado un nuevo giro al tema sobre el origen del COVID -19. La Junta Editorial del diario neoyorquino The Wall Street Journal publicó un artículo en la “Sección de Opinión” el domingo 26 de febrero de 2023, informando que según revela un documento clasificado al que se tuvo acceso, el Departamento de Energía DOE de Estados Unidos ha llegado a la conclusión que el virus causante de la pandemia del COVID-19, “…posiblemente se filtró accidentalmente de un laboratorio en Wuhan, China…” La posición asumida por el Departamento de Energía que se basa en nuevos datos de inteligencia es compartida por el Buró Federal de Investigaciones FBI, cuyo Director Christopher Wray así lo confirmó el 28 de febrero de 2023 a la cadena Fox News, añadiendo que “…el gobierno chino ha hecho lo posible para trabar y ofuscar nuestro trabajo, el del gobierno y el de nuestros aliados sobre el tema del COVID, lo que es muy desafortunado”. Aunque las fuentes que sirvieron de base para el trascendente cambio de criterio del DOE no fueron reveladas, se presume que estas provienen de la red de laboratorios nacionales que son supervisados por el Departamento de Energía, algunos de los cuales realizan avanzadas investigaciones de carácter biológico. (1)

La información revelada por The Wall Street Journal ha tenido un impacto negativo en la en la ya tensa relación de Estados Unidos con China, sobre todo tomando en consideración el control actual de la Cámara de Representantes del Congreso norteamericano por el Partido Republicano, muchos de cuyos miembros manifestaron desde un principio que el origen de la pandemia que afectó al mundo causando más de siete millones de muertes (1.119.550 en Estados Unidos) así como ingentes daños a la economía mundial, no fue natural como lo expresó Beijín de forma reiterada. Así se desprende de lo manifestado por el Senador Republicano por el estado de Florida Rick Scott, quien el mismo 26 de febrero escribió en su cuenta @SenRickScoot en la red social Tweeter: “El Partido Comunista Chino es perverso. Sus virus han matado a millones y Xi (el Presidente Xi Jinping) no se detendrá hasta destruir a Estados Unidos. Es hora de exigirle cuentas a este malévolo régimen”.

Desde el comienzo de la pandemia, los medios impresos y audiovisuales de comunicación a nivel mundial (con contadas y meritorias excepciones), las redes sociales y los grupos científicos vinculados con el Dr. Anthony Fauci asumieron una posición errada y destructiva con relación al origen cierto del virus causante de la pandemia de COVID-19, acusando a quienes se pronunciaron sobre el carácter no natural del virus SARS-CoV-2 de “conspiradores”. Ejemplo de ello se personificó en el Senador Republicano por el estado de Arkansas Tom Cotton, quien sería acusado por los diarios The Washington Post y The New York Times de propagar una falsa “teoría marginal” (2) al exponer públicamente en febrero de 2020 la posibilidad de una fuga accidental en el laboratorio del Instituto de Virología de Wuhan como el origen y la fuente de la pandemia de COVID-19.

La posición expresada por el Senador Cotton fue entonces atacada y calificada de “bodrio conspirativo”, sin duda porDr. Tedros Adhanom Ghebreyesus. Director General OMSDr. Tedros Adhanom Ghebreyesus. Director General OMS razones políticas. Así lo confirmó el reportero del The New York Times, David Leonhardt, quien declaró a CNN el 30 de mayo de 2020 que “…muchos reporteros rechazaron la teoría de la fuga en el laboratorio solamente porque Tom Cotton, que es un aliado de Trump y acérrimo crítico de China, la propuso.” No olvidemos que cuando el entonces Presidente Donald Trump se refirió en marzo de 2020 al SARS-CoV-2 como “el Virus Chino”, fue acusado de “racista” y “xenófobo” por los medios norteamericanos, así como por el Director de la Organización Mundial de la Salud OMS, el marxista exguerrillero etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus.

Por su parte, la BBC News Mundo en un artículo fechado el 6 de abril de 2020, acusó de agitadores y conspiradores a quienes, desde el mismo inicio de la pandemia de COVID-19, plantearon las hipótesis que

1.- el coronavirus SARS-CoV-2 fue creado, y

2.- que ese virus se había fugado de un laboratorio en la ciudad china de Wuhan, como consecuencia de la negligencia e inobservancia de los protocolos de seguridad por los investigadores que allí trabajaban.

El autor del artículo fundamentó su planteamiento sobre el origen natural de virus SARS-CoV-2 en lo declarado previamente a la BBC Mundo por el Dr. Robert E. Garry, profesor de la Universidad norteamericana de Tulane y miembro de un grupo que investigó el material genético del coronavirus. El Dr. Garry manifestó al respecto que:

“Pudimos determinar a partir de decodificar el material genético del nuevo coronavirus, que no se trata de una creación de laboratorio, sino que es producto de la evolución natural. Pudimos establecer que, a partir de las características genéticas del SARS-CoV-2, es imposible que alguien pudiera haberlo creado en un laboratorio".

Esta afirmación sería refutada a los pocos días por alguien que ciertamente presentaba amplias credenciales para ello. Me refiero al Premio Nobel de Medicina 2008 y descubridor del virus VIH, el científico francés Luc Montagnier, quien le declaró al canal de noticia televisivo galo CNews el 27 de abril de 2020 que:

“Hemos llegado a la conclusión que este virus fue creado pues tenía secuencias del virus VIH…quizás querían crear una vacuna contra el SIDA”.

El Dr. Robert E. Garry, a quien se le vincula profesionalmente con Anthony Fauci, se encuentra bajo investigación por el Sub-Comité Selecto Sobre la Crisis de Coronavirus de la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos.

La información hecha pública por The Wall Street Journal, confirma lo que muchos sospechamos y manifestamos desde el Pangolin de Filipinas. Imagen bajo Licencia CCA-SA 4.0  Pangolin de Filipinas. Imagen bajo Licencia CCA-SA 4.0 comienzo de la pandemia - no sin recibir burlas y censuras - en el sentido que el “paciente 0” de COVID-19 no fue un sujeto relacionado con el wet market o “mercado mojado” (3) en Wuhan llamado “Mercado de Mayoristas de Mariscos de Huanan”, quien habría resultado contagiado con el virus SARS por un murciélago, su portador y transmisor natural. Debe señalarse que en el mercado de Huanan no se vendían ni sacrificaban murciélagos, como tampoco lo eran los pangolines, un mamífero escamado que está protegido en China por ser una especie en peligro de extinción y que también fue “imputado” por Beijín como posible fuente natural de origen de la pandemia de COVID-19.

Otro elemento que descartó desde un principio al mercado de Huanan como el “Punto 0” de la contaminación humana del virus SARS, se evidenció del artículo que fue publicado el 24 de enero de 2020, por el reconocido semanario médico británico The Lancet en el que se indicaba lo siguiente sobre el origen de la Pandemia de COVID-19:

“Los análisis de los primeros 41 pacientes del COVID -19 determinaron que 27 de ellos estaban relacionados directamente con el mercado de Wuhan. Pero el mismo análisis determinó que el primer paciente afectado y otros 13 pacientes no estaban vinculados con el mercado”.

Esa data científica fue confirmada por el profesor de biología y experto en armas biológicas de la Universidad norteamericana de Rutgers, Richard Ebright, quien le declaró el 6 de abril del 2020 a la cadena de noticias CNN Mundo:

“Es absolutamente claro que el mercado no tenía conexión con el origen del virus y, en cambio, solo estuvo involucrado en la ampliación de un brote que había comenzado en otro lugar de Wuhan un mes ante. La posibilidad que el virus ingresó a los humanos a través de un accidente de laboratorio no puede ni debe descartarse.”

Entonces, hoy es un hecho reconocido oficialmente por el gobierno de Estados Unidos que el virus SARS-CoV-2 es un virus no natural que fue desarrollado en el laboratorio perteneciente al Instituto de Virología de Wuhan, institución de investigación científica con un Nivel de Bioseguridad 4 dependiente de la Academia China de las Ciencias. (4)

Si bien tenemos ya respuesta sobre el origen artificial del virus SAR-CoV-2, estamos obligados continuar en la búsqueda de la verdad total sobre la pandemia de COVID-19 que implicó un antes y un después en la vida de cientos de millones de personas.

Con tal propósito, debemos plantear y responder las siguiente interrogantes:

1.- ¿qué es en realidad el virus SARS-Cov-2;

2.- ¿cómo y cuándo se produjo la supuesta “fuga” del virus de un laboratorio con un Nivel de Bioseguridad 4, el nivel más alto en la actualidad? y, quizás la interrogante más importante,

3.- ¿pudo evitarse la propagación por el mundo del SARS-CoV-2, el virus quimera que causó la pandemia de COVID-19?

NATURALEZA Y TRANSMISIBILIDAD DEL SARS-CoV-2

Dra. Shi Zhengli, subdirectora del Laboratorio de WuhanDra. Shi Zhengli, subdirectora del Laboratorio de WuhanLa Dra. Shi Zhengli es la subdirectora del Laboratorio de Wuhan. Se le conoce como “la Dama Murciélago” en virtud que se ha especializado en el estudio del virus SARS que proviene del murciélago y porque dirigió varias expediciones a cuevas infestadas de murciélagos en la provincia china de Yunnan para recoger decenas de muestras de estos mamíferos. La Dra. Zhengli formó equipo con el investigador de coronavirus de la Universidad de Carolina del Norte Ralph S. Baric con el definido propósito de facilitar la transmisión del coronavirus entre humanos, lo que se conoce como “gain of function”.

Esas investigaciones contaron con aportes de fondos federales norteamericanos ($1.6 millones), suministrados a través de la organización privada sin fines de lucro con sede en la ciudad de Nueva York EcoHealth Alliance, cuyo Presidente el Dr. Peter Daszak, estaba estrechamente vinculado con el Dr. Anthony Fauci, asesor de la Casa Blanca y Director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos. Así, en noviembre de 2015, los Doctores Shi Zhengli y Ralph Baric crearon un “nuevo virus” mezclando las proteínas de los virus de murciélago SARS-COV-1 y SHC014-CoV, lo que dio como resultado un nuevo virus o quimera con la capacidad de infectar las células del sistema respiratorio y ser transmitido entre humanos. Este nuevo virus se conoce como SARS-CoV-2, cuyo potencial destructivo quedó más que evidenciado ante el mundo. Estos altamente peligrosos experimentos con el virus SARS fueron confirmado por el antes citado profesor Richard Ebright, quien manifestó sobre las investigaciones en el Laboratorio Virológico de Wuhan que:

“…resulta claro que el Instituto de Virología de Wuhan estaba construyendo de forma sistemática nuevas cepas quiméricas de coronavirus, investigando la habilidad del virus para infectar las células del sistema respiratorio humano”.

EL LABORATORIO DE VIROLOGIA DE WUHAN

Ya es un hecho aceptado que la contaminación del paciente “0” con el coronavirus ocurrió por causa de un presunto “accidente” en Laboratorio de Wuhan. Ahora bien, aun cuando el Laboratorio de Virología de Wuhan es la única institución de su tipo en China con el máximo nivel de bioseguridad (Código BSL-4), ello no excluye la posibilidad cierta de un accidente de esa naturaleza, sobre todo si se toman en cuenta los cuestionamientos hechos a la baja seguridad operativa en esa institución. Así, diplomáticos estadounidenses que visitaron las instalaciones del Laboratorio en enero de 2018, cuestionaron seriamente la seguridad funcional en esa instalación en sendos cables diplomáticos enviados días despues de su visita desde la embajada norteamericana en Beijín al Departamento de Estado en Washington D.C, señalando al respecto:

“El novel Laboratorio presenta una preocupante ausencia de técnicos e investigadores preparados y entrenados para operar con seguridad en un laboratorio que investiga patógenos de alta letalidad.”

El problema entonces se centraba en que el manejo de los distintos y peligrosos patógenos no se realizaba en las áreas del laboratorio con los niveles de bioseguridad impuestos en los protocolos correspondientes, pues ello exigía cumplir con condiciones de seguridad engorrosas, tales como utilizar “trajes espaciales”, trabajar en cubículos cerrados y reducidos y someterse a tediosos procesos de desinfección. Entonces, la aplicación de los obligados protocolos de bioseguridad fue relajada en el Laboratorio de Wuhan, aumentando exponencialmente la posibilidad de una “fuga” viral como todo parece indicar que así sucedió con el coronavirus SARS-CoV-2, entre septiembre y noviembre del año 2019.

Sería la propia subdirectora del Laboratorio de Virología de Wuhan, la Dra. Shi Zhengli, quien confirmaría la forma imprudente y riesgosa mediante la cual se trabajaba con los peligrosos virus en su laboratorio. En una entrevista con la revista Science Magazine (science.sciencemag.org) efectuada el 31 de julio de 2020, la Dra. Shi Zhengli admitió que la mayor parte de las investigaciones sobre el gain of function o la ampliación de la capacidad de transmisión del coronavirus se efectuaban en unidades con niveles de bioseguridad BSL-3 y BSL-2, siendo el BSL-2 el nivel de seguridad aplicado en un consultorio dental en Estados Unidos. El profesor Richard Ebright, confirmaría esta alarmante realidad operativa del Laboratorio en Wuhan cuando señaló en una entrevista para el Filadelfia Inquirer (www.inquirer.com), publicada el 30 de marzo de 2021, que:

“Resulta evidente que mucho o todo el trabajo de investigación se realizaba utilizando un nivel de bioseguridad - Nivel de Bioseguridad 2, el nivel exigido para un consultorio dental en Estados Unidos - que implicaba un inaceptable alto riesgo de infección para el personal del laboratorio al entrar en contacto con un virus con las capacidades de transmisión del SARS-CoV-2.”

No es un secreto que los virus tienen una larga historia de “escaparse” de los mejores laboratorios del el mundo. Por ejemplo, el virus SARS-CoV-1 era todo un “maestro” en el arte de la “fuga”, escapando de laboratorios en Singapur, Taiwán y del Instituto de Virología de Beijín, provocando en los años 2002 - 2004 una epidemia en el Sureste Asiático que se originó en la ciudad china de Foshan el 16 de noviembre de 2002, contabilizándose más de 8.000 infestados y 774 muertes en 29 países y territorios a nivel mundial. (5) El peligro en la manipulación del virus SARS radica en que no existe vacuna efectiva que se conozca contra el coronavirus o sus distintas cepas que resulte capaz de proteger a los técnicos que manipulan el virus. Por ello, los técnicos del laboratorio estaban desprotegidos al ocurrir el presunto accidente que involucró al virus SARS-CoV-2, más aún y como antes leímos, considerando la forma imprudente y riesgosa con la que se trabajaba en el Laboratorio de Wuhan. Evidencia que ello muy probablemente así sucedió se encuentra en un reporte de la Cadena CNN en Español fechado el 25 de mayo de 2021, donde se señala que 3 investigadores que prestaban servicio en el nivel de seguridad BSL-3 en el Laboratorio de Virología de Wuhan, se enfermaron en noviembre de 2019, presentando síntomas graves coincidentes con los del COVID-19. Estos laboratoristas se convirtieron, presuntamente, en las víctimas iniciales del novel coronavirus.

Los propios funcionarios chinos estaban muy conscientes que los experimentos que se desarrollaban en el Laboratorio de Wuhan con relación al gain of function del coronavirus resultaban de alto riesgo, como en efecto el transcurrir de los meses así lo probaría. Ello se infiere de una noticia que fue difundida por la televisión de la provincia de Hubei el 18 de septiembre de 2019. Ese día, un reportero de nombre Xiao Lingfeng informó que, con motivo de la celebración de los Juegos Militares Mundiales en Wuhan, las autoridades civiles y militares del citadino Aeropuerto Tianhe, efectuaron un simulacro destinado a controlar una eventual situación de emergencia causada por un pasajero que presentaba “…dificultad para respirar y signos vitales inestables, síntomas asociados con el virus SARS”.

El simulacro culminó con el “traslado” del pasajero enfermo al Centro Médico de Wuhan donde fue “diagnosticado” con infección por coronavirus. La pregunta obligada es entonces, ¿por qué las autoridades del aeropuerto de Wuhan escogieron precisamente un “contagio por coronavirus” como tema de su simulacro de emergencia semanas antes que se tuviera noticia oficial de algún contagiado por coronavirus? La respuesta sugiere que ya para septiembre de 2019 se sospechaba que se había producido “una fuga” en el laboratorio del Instituto de Virología de Wuhan, donde se almacenaban 1500 cepas de coronavirus, tal y como había sucedido años antes en el Laboratorio de Virología de Beijín con la “fuga” del coronavirus SARS-CoV-1.

Hay que señalar que, si bien se conoce que 3 investigadores del Laboratorio de Wuhan que presentaron síntomas similares a COVID fueron hospitalizados en noviembre de 2019, funcionarios de inteligencia norteamericanos aseguraron que disponían de información que sugería que el brote de COVID comenzó semanas antes. Esa posibilidad cobró fuerza cuando se conoció que varios de los atletas de Alemania, Francia, Italia, España, Luxemburgo y Suecia que participaron en los Juegos Militares Mundiales celebrados entre el 17 y 28 de octubre en Wuhan, informaron tras el regreso a sus países de origen que durante los Juegos “… presentaron síntomas asimilables de COVID-19”, añadiendo que a muchos de ellos les había llamado la atención la soledad que se apreciaba en las calles de Wuhan (6), al punto que parecía una “ciudad fantasma”. Uno de esos casos fue el de la atleta francesa Elodie Clauvel, campeona mundial de pentatlón moderno y medalla de plata olímpica en Río de Janeiro en el año 2016, quien declaró el 25 de marzo de 2020 al canal local francés Loire7 Télévisión, que ella y su compañero de disciplina Valentin Belaud, “…tuvieron serios problemas respiratorios en China durante los juegos militares”. Además, manifestó que en las semanas siguientes, un médico militar calificaría esos síntomas como "síntomas obvios de coronavirus" y que buena parte de los 281 miembros de la delegación francesa habían sido afectados.

Como se aprecia y partiendo de la premisa hoy tenida como un hecho factico, que una fuga viral aconteció en el Laboratorio de Wuhan, no es descartable que para mediados de septiembre de 2019 ya se habría producido el “accidente” que desató la pandemia de COVID-19 y que no obstante esa realidad sanitaria, las autoridades chinas permitieron, por acción u omisión, la celebración de los Juegos Militares en Wuhan que fueron los más concurridos en la historia de ese evento pues contaron con la participación de más de 10.000 atletas de 110 naciones, quienes pudieron convertirse sin saberlo, en la centrifuga planetaria del coronavirus. La sola indicación que apunta a que en efecto el brote de COVID-19 ya estaba en pleno desarrollo en Wuhan para octubre de 2019, provino, irónicamente, de las propias autoridades de Beijín. En efecto, en marzo de 2020, recién declarado el estado de pandemia por la OMS, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China, en una de sus tiradas propagandísticas, comenzó a citar los Juegos Militares en Wuhan como el origen de la pandemia. En aquella oportunidad el portavoz de la Cancillería china Zhao Lijian, declaró en una rueda de prensa que el personal militar del Ejército de Estados Unidos podría haber traído el virus SARS-CoV-2 a los Juegos Militares en Wuhan desde Fort Detrick, en Frederick, Maryland, donde funciona el programa de investigación biológica del Ejército norteamericano. Esta muy llamativa referencia oficial por parte de China que vinculó a los Juegos Militares en Wuhan como el origen de la pandemia, no recibió oportuna atención por parte de la autoridades en Washington, aun cuando esa información planteaba serias preguntas sobre la cronología del brote inicial de COVID-19. No sería hasta junio de 2021, cuando el Congreso norteamericano iniciaría una investigación sobre la conexión de los Juegos Militares en Wuhan con la pandemia de COVID-19. Para el día de hoy, no se han hecho públicos los resultados de aquella investigación.

Hay que referir, en apego a la objetividad que exige el tema bajo análisis, que las investigaciones efectuadas en el Laboratorio de Wuhan con peligrosas cepas virales podrían tener un propósito muy distinto al mero conocimiento científico, pues no era secreto que ese laboratorio realizaba desde el año 2017 investigaciones clasificadas para el Ejército Popular de Liberación de China. Tambien se conoce, según lo informó el 24 de julio de 2020 el Grupo australiano de noticias on line The Klaxon (www.theklaxon.com.au), que en el año 2019 el Instituto de Virología de Wuhan firmó con el ejército de Paquistán un acuerdo para la investigación sobre armas biológicas.

Otro hecho que nos expone los nexos del Laboratorio de Wuhan con las fuerzas armadas de China, lo hizo público el diario londinense Daily Mail (dailymail.co.uk) en un artículo publicado el 7 de junio de 2021, donde se informaba que un científico de nombre Yusen Zhou había solicitado el 24 de febrero de 2020, días antes que la Organización Mundial de la Salud OMS declarara el 11 de marzo la Pandemia de COVID-19, el registro de una patente a nombre del Ejército Popular de Liberación de China para la vacuna contra el COVID-19, iniciándose el 17 de marzo las pruebas clínicas de esa vacuna. La solicitud del Dr. Yusen Zhou, quien estaba estrechamente vinculado con la Dra. Shi Zhengli - “La Dama Murciélago” - pone en evidencia que China estaba consciente que el coronavirus se transmitía entre humanos, mucho antes que se alertara de ello a la comunidad internacional. El Dr. Yusen Zhou murió en condiciones no aclaradas en mayo de 2020.

Fin (primera parte)